Sentí como sus grandes manos apretaban con fuerza mi cuello casi hasta elevarme del suelo, no podía hablar, casi no respiraba... El terror se apodero de mi cuerpo nuevamente...
El hablar de esto es duro, es difícil de superar. El soñar meses con la voz de mis hijos gritando a su padre que por favor "no pegara más a mamá" es terrorífico. El volver a recordar esos momentos y volver a sentir sus manos sobre mi, me hacen estremecer de horror...
El miedo y la culpabilidad te impiden hablar y lo único que deseas es desaparecer. Hasta que un día te armas de valor, te enfrentas y gritas NUNCA JAMAS. No todas tenemos la misma suerte de poder contarlo, pero siempre hay alguien que te echara una mano...
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