martes, 5 de octubre de 2010

Una Carta:

Señor:

Amo a hombres misteriosos, puesto que sois uno de ellos, y se lo he dicho con frecuencia a dios...en el que a menudo me habría gustado que usted se reconociese a sí mismo. Pero ya no puedo seguir amándole por completo.

Y le diré por qué, aunque no sirva de nada, pues bien sabe usted que una pasa el tiempo haciendo cosas inútiles o, incluso, perniciosas, sobre todo cuando una cree que esta enamorada, aunque sea poco.

Creo que cuando alguien se hace demasiado accesible deja que se evaporen sus encantos, y yo creo que es verdad.

Pero déjeme decirle qué sucede en su caso. Una habitualmente le ve con veinte personas, o, mejor dicho, a través de veinte personas. Pero imaginemos que, despues de muchos días,una consigue verle a solas. Usted solo dispone de cinco minutos, e incluso durante esos cinco minutos está pensando en otra cosa.


Y así, una tiene cien oportunidades de no encontrarle delicioso, aunque de repente usted realiza algún pequeño gesto que parece indicar una leve preferencia, y una vuelve a quedar atrapada.

Pero usted no está lo bastante imbuido en esta verdad(yo no creo que esté imbuido de ninguna verdad). Una persona que no es en absoluto sentimental se vuelve asombrosamente así si se le reduce al amor platonico.

Como yo deseo obedecer sus preciosos preceptos que condenan al mal gusto, no entraré en detalles. Pero piénselo, el amor platonico que usted despierta, si todavía se digna a creer y aprobarlo.

Su respetuosamente leal....

No hay comentarios:

Publicar un comentario