Crea un silencio, que casi te desconcierta
Y luego, como uno de los gatos, de pronto,
toma la mirada puesta en él, errante,
violentamente en su gran ojo...
La mirada que, como aprisionada por el circulo
de un remolino, nada un rato aún
Y luego se hunde y ya no sabe nada de si misma
Cuando este ojo, que descansa en apariencia
se abre y la sepulta en él con un bramido
Y la arrebata a su interior, hasta la roja sangre...
Así antaño, desde la oscuridad de las noches
Y la claridad de los días
Agarrabas mi corazón
Y lo arrebatabas hacia lo más profundo de ti mismo.
TQ
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